jueves, 28 de febrero de 2013

Energía Eléctrica en la Actualidad


Generación y transporte de electricidad es el conjunto de instalaciones que se utilizan para transformar otros tipos de energía en electricidad y transportarla hasta los lugares donde se consume. La generación y transporte de energía en forma de electricidad tiene importantes ventajas económicas debido al costo por unidad generada. Las instalaciones eléctricas también permiten utilizar la energía hidroeléctrica a mucha distancia del lugar donde se genera. Estas instalaciones suelen utilizar corriente alterna, ya que es fácil reducir o elevar el voltaje con transformadores. De esta manera, cada parte del sistema puede funcionar con el voltaje apropiado. Las instalaciones eléctricas tienen seis elementos principales:
  • La central eléctrica
  • Los transformadores, que elevan el voltaje de la energía eléctrica generada a las altas tensiones utilizadas en las líneas de transporte
  • Las líneas de transporte
  • Las subestaciones donde la señal baja su voltaje para adecuarse a las líneas de distribución
  • Las líneas de distribución
  • Los transformadores que bajan el voltaje al valor utilizado por los consumidores.
En una instalación normal, los generadores de la central eléctrica suministran voltajes de 26.000 voltios; voltajes superiores no son adecuados por las dificultades que presenta su aislamiento y por el riesgo de cortocircuitos y sus consecuencias. Este voltaje se eleva mediante transformadores a tensiones entre 138.000 y 765.000 voltios para la línea de transporte primaria (cuanto más alta es la tensión en la línea, menor es la corriente y menores son las pérdidas, ya que éstas son proporcionales al cuadrado de la intensidad de corriente). En la subestación, el voltaje se transforma en tensiones entre 69.000 y 138.000 voltios para que sea posible transferir la electricidad al sistema de distribución. La tensión se baja de nuevo con transformadores en cada punto de distribución. La industria pesada suele trabajar a 33.000 voltios (33 kilovoltios), y los trenes eléctricos requieren de 15 a 25 kilovoltios. Para su suministro a los consumidores se baja más la tensión: la industria suele trabajar a tensiones entre 380 y 415 voltios, y las viviendas reciben entre 220 y 240 voltios en algunos países y entre 110 y 125 en otros.


lunes, 25 de febrero de 2013

Sistema de ahorro de energia


Sistemas de ahorro de energia


Sistema de ahorro de energia en los años 90´s

En los años 90’s se crearon dos unidades de negocio especializadas en productos y servicios: CIME COM, encargada de la venta, instalación y mantenimiento de sistemas de bombeo y equipo para generación y respaldo de energía eléctrica, y CIME NET especialista en la renta de equipo para generación eléctrica y control de temperatura.
CIME se ha consolidado como una empresa innovadora que ha introducido en México las mejores marcas de equipos con la más avanzada tecnología, que brinda servicios integrales llave en mano que incluyen ingeniería de proyectos, asesoría técnica, trabajos de instalación y puesta en marcha de equipos y sistemas, refacciones y partes originales, pólizas de mantenimiento y capacitación a la medida.
Contamos con amplia experiencia atendiendo a diversos sectores e industrias en toda la República Mexicana las 24 horas los 365 días del año, tales como las industrias minera, manufacturera, de la construcción, telecomunicaciones, así como sectores de salud, la defensa, turismo, comercio, de servicios en general y residencial.
CIME integró a la tercera generación de empresarios en el año 2009, la cual ha aportado dinamismo, renovación y enfoque a la empresa, convirtiéndonos en el grupo que somos ahora: CIME POWER SYSTEMS y CIME RENT.
Hoy en día nos mantenemos a la vanguardia en soluciones y equipos de generación, respaldo y ahorro de energía eléctrica, incluyendo a nuestra oferta sistemas de energía solar (calentamiento de agua y fotovoltaico) e iluminación para exterior con lámparas ahorradoras.
Seguiremos evolucionando y mejorando para llegar a ser una empresa centenaria, socialmente responsable y progresista.
Grupo CIME es integrado por personal administrativo y técnico altamente capacitado, honesto y motivado que brindará asesoría acorde a sus necesidades y le ofrecerá los equipos que mejor cubran sus requerimientos; proporcionándole la mejor combinación costo-beneficio en venta y renta, además de un servicio integral de pre y post venta.
Nuestra dedicación para contribuir con el desarrollo y crecimiento de nuestros clientes, el ofrecerles ventajas competitivas tanto en equipo como en calidad de servicio y nuestra fortaleza para sortear toda clase de contratiempos, ha hecho de CIME un grupo fuerte, que sigue creciendo gracias a la visión de un ruso que con gusto se hizo mexicano.

Sistema de ahorro de energia electrica en los años 70´s y 80´s

Respaldado por la Constitución chilena de 1980, el Código de Aguas de 1981 estableció el marco que debía seguirse para asignar y manejar los recursos hídricos en Chile. Conocido a nivel internacional como el "modelo chileno", la experiencia chilena en el manejo de recursos hídricos se caracteriza por su uso de las fuerzas del libre mercado y los mercados de agua para reasignar el agua a usos de alto valor. Aunque en Chile existían derechos privados sobre el agua antes de 1981, los códigos de aguas previos restringían la creación y el funcionamiento de un mercado de agua eficiente. Mientras se elaboraba el borrador del Código de Aguas entre finales de los años 70 y principios de los 80, el gobierno se preocupó por los problemas de riego y de la agricultura. Los artífices del Código de Aguas de 1981 intentaron ser eficientes en la reasignación del agua dentro de los mercados agrícola y de riego. Como afirmó Hernán Buchi, ex-Ministro de Hacienda de Chile (1985–1989), “el objetivo de la acción gubernamental en este campo era crear sólidos derechos de uso del agua para facilitar el correcto funcionamiento del mercado como mecanismo de asignación”.
 
En su libro sobre el derecho de aguas chileno, "The Siren Song" (Canto de sirenas), Carl. J. Bauer ofrece una crítica equilibrada del modelo chileno con sus aspectos positivos y las áreas en las que el modelo no ha funcionado tan bien. Entre algunos de los problemas se encuentran: la protección ambiental, el manejo de las cuencas fluviales, el interés público, la equidad social, la coordinación de usos múltiples y resolución de conflictos por el agua". Además, Bauer escribe que el marco legal e institucional ya no es capaz de hacer frente a los problemas relacionados con el modelo. El autor prosigue para afirmar que "el marco actual se caracteriza por una combinación de elementos que se reafirman entre sí para mantener el status quo: 1) derechos económicos privados sólidos y ampliamente definidos, 2) autoridad reguladora muy limitada y 3) un poder judicial poderoso pero errático, sin experiencia en asuntos de políticas públicas y con una visión estrecha y formalista del derecho".
Con el apoyo de los economistas del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo y la oposición de los defensores del comando y control, el modelo chileno ha sido estudiado y documentado extensamente por sus métodos innovadores a la par que controvertidos. El Código de Aguas de 1981 marcó el inicio para Chile de un entorno de reglamentación fundamentado en el manejo de los recursos hídricos basado en el libre mercado y alejado de los métodos de comando y control que fallaron antes de 1981 para asignar de forma eficaz los recursos hídricos y obtener ganancias económicas. Bauer propuso que, junto con la Constitución de 1980, el Código de Aguas de 1981 ha logrado alcanzar con éxito muchas de sus prioridades iniciales, especialmente aquéllas que fortalecen los derechos de propiedad privada. De acuerdo con Bauer, las prioridades iniciales del modelo chileno incluyen, entre otras, las siguientes: "1) seguridad de los derechos de propiedad privada para fomentar la inversión privada en el uso del agua y la infraestructura hídrica, lo que permitiría nuevas explotaciones mineras en el norte de Chile y la plantación de frutas y verduras de alto valor para la exportación. 2) Regulación gubernamental muy limitada con respecto al uso y el manejo del agua. 3) Libertad de comercio de los derechos sobre el agua para permitir la reasignación de recursos hídricos de un uso de bajo valor a un uso de alto valor allí donde los costos de transacción sean bajos y el agua, escasa. 4) Autonomía del gobierno de las asociaciones privadas de usuarios de los canales. Esto ha alentado a las organizaciones a mejorar su capacidad administrativa y técnica. Estas asociaciones operan principalmente en el sector agrícola. 5) Creación de derechos sobre el agua no destinada al consumo para fomentar el desarrollo de la energía hidroeléctrica".